El próximo 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud en conmemoración de la fundación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1948. En este marco, Norma Cadoppi responde a una serie de preguntas que hechan luz sobre una de las más urgentes priorides para la salud global.
“La prevención en salud en el Siglo 21 debe concentrar la atención sobre una extensa población sana pero vulnerable y en riesgo si no se trabaja por ella, inclusive desde el ámbito laboral, donde ciertas industrias y modos de producción ocasionan enfermedades degenerativas o cánceres”, afirma Cadoppi.
– Resulta inquietante la categoría “sana pero vulnerable y en riesgo” aplicada a una extensa franja de población, ¿a qué obedece este enfoque?
– Hoy sabemos que muchas enfermedades tienen variedad de factores causales, muchos de ellos ligados al comportamiento humano, a los estilos de vida, a los factores del medio socio-cultural en que vivimos, o inclusive al medio laboral, que ocasiona enfermedades degenerativas o cánceres a raíz de ciertas industrias y sus modos de producción.
– ¿Cómo se concibe hoy la prevención de la enfermedad, en particular del cáncer?
– Como médica y clínica oncóloga de toda la vida, puedo reconocer que todavía son enormes las limitaciones que nuestros conocimientos nos imponen. Sin embargo, sabemos que debemos concentrar nuestra atención sobre una extensa población sana, pero vulnerable y en riesgo si no se trabaja por ella.
– ¿Cómo vislumbra el futuro de la lucha contra el cáncer?
– Percibo un futuro de progreso en la lucha frontal para vencer el cáncer porque llevo mucho tiempo colaborando con las sociedades científicas de nuestro país y de América Latina. El optimismo se basa en los avances científicos, en los nuevos modos de crear salud a través de las terapias génicas -con el conocimiento de las células madre- y en el uso de la nanotecnología, que posibilitará un “drug delivery” (entrega de medicamentos) capaz de seleccionar las células cancerosas y, haciendo foco en ellas y sólo en ellas, aplicar la droga o el fármaco capaz de destruirlas.
– ¿Qué aspectos abarca una política de prevención de la salud?
– Además de su alto contenido intuitivo, al que siempre la voz popular se refiere con el dicho “más vale prevenir que curar“, es necesario detenerse profundamente en dos recursos: la dimensión económica -que refiere a la inversión en diagnóstico precoz, para prevenir gastos mayores- y la dimensión política, donde pesan fuertemente las intervenciones educativas, cuyo costo es irrelevante y su valor, enorme.
– ¿Qué acciones son imprescindibles para ejercer la prevención en la salud de la población?
– El camino es informar a la población de todo lo que sabemos y lo que ignoramos.
Una vez aceptado que la sociedad (por lo menos mientras esté sana) debe recibir toda la información vinculada a los riesgos cancerígenos a que está expuesta, entonces se plantea el problema de «cómo» dar un mensaje adecuado y eficaz.
Esta comunicación es un objetivo prioritario y muy propio del voluntariado, que no es otra cosa que una parte de la sociedad civil a la que todos nosotros pertenecemos, y desde donde se habla en un idioma más asequible que el lenguaje científico o médico. Se habla el idioma de las personas, y del valor intransferible de la vida humana. Allí no se soslaya el miedo, ni la esperanza, ni la incertidumbre, y se materializa el amor a los enfermos, la solidaridad con sus familias, el altruismo por encima de las fronteras que nos separan por etnias, por edades, por sexos, por enfermos y sanos.
La prevención implica desarrollar acciones anticipatorias donde el voluntariado construye una actitud colectiva de asumir a conciencia su papel de agente sanitario que trabaja a la par con las administraciones locales y las instituciones.