La enfermedad renal crónica es una patología cuya prevalencia va en aumento: se calcula que en el mundo afecta a más del 10% de la población adulta. Se caracteriza por la pérdida progresiva de la capacidad del riñón de cumplir con sus funciones vitales para la vida, entre ellas la de eliminar los productos tóxicos que el cuerpo genera. Otra de las funciones que se ven afectadas es la capacidad de producir una sustancia que estimula la producción de glóbulos rojos –la eritropoyetina- originando una forma de anemia conocida como anemia renal. Las estadísticas indican que alrededor del 50% de los pacientes con enfermedad renal crónica padecen anemia renal.
Demora en el diagnóstico de la enfermedad renal crónica
Las personas que se encuentran más expuestas a sufrir enfermedad renal crónica son los pacientes diabéticos, hipertensos, los que presentan una enfermedad cardíaca o vascular, aquellos que padecen enfermedades inmunológicas, familiares de enfermos que han tenido o tienen enfermedad renal y los individuos mayores de 65 años.
Sin embargo, en la mayoría de los casos, la consulta al especialista tarda en llegar, principalmente porque la enfermedad renal crónica es asintomática en los estadíos iniciales y cuando se realiza el diagnóstico por lo general ya se presenta una afección avanzada.
El detección precoz permite comenzar el tratamiento indicado cuanto antes y retardar la evolución hacia estadios avanzados. El tratamiento de la anemia renal asociada a la enfermedad renal crónica es fundamental para mejorar la calidad de vida del paciente. Por este motivo, se recomienda a todas las personas diabéticas, hipertensas, que presentan alguna enfermedad cardíaca o vascular, que padecen enfermedades inmunológicas o poseen familiares que han tenido o tienen enfermedad renal, que realicen una consulta precoz con el médico de cabecera para descartar la enfermedad renal.
Tratamiento de la anemia renal
El tratamiento debe iniciarse cuando los niveles de glóbulos rojos, medidos según el nivel de hemoglobina en sangre, desciende de 11g/dL o cuando el paciente presenta los síntomas frecuentes de esta afección -cansancio, fatiga y decaimiento-. El mismo consiste en reponer las carencias de hierro y vitaminas, que son consecuencia de la enfermedad renal crónica. El tratamiento también puede completarse con eritropoyetina para compensar la disminución de producción de la misma por parte del riñón. Aumentando los niveles de hemoglobina se obtiene una disminución considerable de los síntomas.
En 2008, la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) aprobó C.E.R.A, el primer activador continuo de los receptores de la eritropoyetina, una nueva molécula para el tratamiento de la anemia en pacientes con enfermedad renal crónica. Se trata de la primera de una nueva clase de drogas para tratar la enfermedad de manera más simple, práctica y eficaz y representa el avance terapéutico más importante en diez años.
A diferencia de las eritropoyetina alfa, que se aplican tres veces por semana, C.E.R.A se administra una vez por mes vía intravenosa o subcutánea, sin necesidad de modificar las dosis, otorgándole al paciente mayor comodidad y menor dolor. Asimismo, mejora la calidad de vida de los pacientes y reduce casi totalmente la fatiga al reestablecer a niveles normales la hemoglobina y oxigenar el cuerpo.
La efectividad que demostró C.E.R.A para lograr y mantener los niveles objetivo de hemoglobina cuando es administrada una vez al mes es una ventaja diferencial, ya que produce una mejora en la adherencia al tratamiento y minimiza las molestias que tienen los pacientes con los tratamientos convencionales.
La modificación de las dosis es una de las principales causas de la fluctuación de los niveles de hemoglobina, registrado en el 80% de los pacientes tratados con eritropoyetina alfa, lo que puede exponerlos a un riesgo mayor de muerte u hospitalización. Por su mecanismo de estimulación constante de los receptores de la eritropoyetina, C.E.R.A logra alcanzar los niveles de forma progresiva y mantenerlos estables en el tiempo. Los pacientes que presentan fluctuaciones en los niveles de hemoglobina tienen mayor riesgo de mortalidad y sólo una minoría de los enfermos renales logra mantenerla estable en el rango deseado.
Tratar a tiempo la anemia en pacientes con ERC antes de que se desarrolle una enfermedad renal terminal (ERT) aporta beneficios porque reduce el riesgo de sufrir complicaciones cardiovasculares, reduce las hospitalizaciones y el costo del tratamiento.